Yara
Martínez Pestana, viene hace ya un tiempo representando en sus
fotografías, un discurso acerca de la transmutación del espíritu,
su ambivalencia y alteridad, empleando para ello, como soporte del
sujeto retratado, al cuerpo humano en sí mismo en toda su dimensión
y capacidad de expresión de la belleza, entendida como constructo
estético.
Para
la autora, la piel no es más que un límite impreciso de la
condición humana, una caja contentiva y modeladora de una forma de
vivir y pensar, reflejo de un esquema iconográfico, representativo
de dicha condición.
En la muestra que nos ocupa, Imitando a Bob, hace uso inteligente de la cita postmoderna, del retake –un poco amanerado y dimensionado extrasensorialmente- subversivo, a uno de los grandes del género: Robert Mappletorpe. Aun con la apelación directa del título de la exhibición, no podemos argüir que la misma sea una copia, un texto “imitado” y “reciclado” de las formulaciones establecidas por Mappletorpe en otros contextos históricos y sociales, para solamente ir contra los tabúes de un ethos sociológicamente instrumentado, que eludía y tergiversaba la forma de explicarse esa condición humana desmaterializando a los individuos en “cosas” con etiquetas.
En
Yara, las citas al maestro del lente norteamericano –incluso
advertimos guiños y transfusiones a otras poéticas, como la del
cubano Bles, o del también norteño Andrés Serrano- buscan
estetizar contemporáneas preocupaciones, por el valor de la
construcción de la lectura dinámica con la historia de esta
manifestación artística y en específico, con el legado de
Mappletorpe y el empoderamiento de su carga simbólica, en tanto
transgresor conceptual de la fotografía en determinadas zonas
temáticas, todavía vistas hoy con recelo por algunos sectores
sociales.
El
sexo y la expresión de la sexualidad, la identidad de género, las
contradicciones y oposiciones agónicas entre la “entidad
masculina” y la “entidad femenina” y los consecuentes
desdoblamientos de las mismas en las capas sociales; la
metaforización de las relaciones interpersonales y de los
estereotipos de los roles, y por último, el cuestionamiento mismo de
la condición humana, están en la diana escudriñadora de Yara,
alter ego foto-genésico de Bobby,
que nos espeta desde sus imágenes cuan mundana es nuestra
complejidad como seres, como entidades, en este universo en
expansión.
Alfredo
Fuentes Fernández
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