lunes, 24 de enero de 2011

El colega Eduardo Rosales Ruíz, presidente del Consejo Provincial de las Artes Plásticas de Camagüey, nos reseña la última edición de Pluralidades, espacio de crítia y reflexión sobre el arte y la cultura contemponráneos, que conduce desde la sede camagüeyana de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), el periodista y escritor Jorge Santos Caballero


Pluralidades: Debates Teóricos, se complació en su primera sesión de trabajo del 2011, con un invitado conocedor y un tema sugerente. Pavel Barrios Sosa, estudioso de la plástica agramontina y curador  de múltiples proyectos con más de diez años de experiencia en ese quehacer, fue el escogido por el escritor y crítico Jorge Santos Caballero, director y conductor del espacio que cada segundos martes de mes, a las 5:00 p.m., se efectúa en la UNEAC de esta ciudad, en lo que constituye un momento para la reflexión y el debate culturológico en el territorio.
 Lo interesante de Pluralidades, es la sistematicidad en el análisis de las acciones  en cuanto al razonamiento cultural de los problemas más acuciantes que enmarcan a la cultura cubana en estos tiempos, en una suerte de mirada que no va desde lo local únicamente; sino, también, y los invitados nacionales que han intervenido así lo atestiguan, con una proyección que traspasa las fronteras de esta comarca.
En esta ocasión, el martes 11 de enero, Jorge Santos, provocó al curador Barrios Sosa, quien en su desempeño ha obtenido lauros en el Premio de la Crítica Artística Guy Pérez de Cisneros, y el de curaduría en el XVI Salón Provincial de Artes Plásticas Fidelio Ponce en Camagüey. Lo trascendido fue un debate inteligente, sagaz, despojado de apasionamientos y convencionalismos, y contó con la participación de artistas de la vanguardia. Se reflexionó con seriedad sobre un tema que ha provocado tanto en el medio nacional como en el local una amplia discusión, y afronta no pocas coordenadas divergentes  de asimilación.
Entre las preguntas que Jorge Santos Caballero, un crítico conocedor y cotidiano del arte camagüeyano, están las siguientes:
-La curaduría, ¿cuándo y cómo comienza en Camagüey?
-¿Qué rango le otorgas tú a la historia para compendiar, documentar, difundir y proponer una curaduría?
-¿Hasta qué punto el curador debe desligarse o entrometerse en la creación de un artista o de un grupo de ellos? ¿Cómo y hasta dónde puede influir  en el proceso creativo de ellos?
-Tú tienes experiencia curatorial, ¿cómo crees que la crítica de arte puede influir, ahuyentar o contaminar un proyecto curatorial? ¿qué necesita tener un curador, además de conocimientos y compromiso cultural? ¿por qué algunos curadores son tan tiránicos?
-¿Consideras que la figura del curador ha beneficiado a los artistas camagüeyanos? ¿por qué un grupo de creadores rechaza la intervención de este tipo de agente de cambio categóricamente todavía?
-Alguien ha dicho, desde una concepción del coleccionismo patrimonial, que “Los curadores  -de ese rango- son los máximos responsables del legado nacional”. ¿No crees que es muy absoluto ese criterio, y que pretende intervenir en un proceso creativo que, al menos en el ámbito local, no se corresponde con la verdad?
-¿Cuáles han sido tus dos mayores aciertos curatoriales y los más desatrosos?  
En el debate originado a partir de las respuestas del entrevistado, quedó al descubierto la responsabilidad que deben y tienen los especialistas que laboran en las instituciones de arte, desde su función en la creación  y/o generación de proyectos curatoriales que estimulen la creación artística, desde concepciones novedosas y con un verdadero aporte a la cultura local y nacional. Todo esto muy unido a la autopreparación y a la capacitación organizada desde la institución arte.
Los tiempos vividos en el Camagüey han generado una morosidad intelectual en un alto número de creadores de las artes visuales, con escaza participación en eventos teóricos y casi ausencia total a integrarse a cursos de post grados, diplomados  y otras formas de superación o actualización del conocimiento multidisciplinario.
La mayoría de las intervenciones se centraron en otorgar al curador el papel de gestor, mediador, moderador, diplomático entre los intereses interinstitucionales y los del creador, siempre a favor de la cultura en general, fue altamente criticado el posible papel autoritario del curador para dirigir la realización una obra de arte, de acuerdo a su  concepción ideostética, sencillamente si la obra no responde a los objetivos del proyecto, hace dejación de ella para el proyecto en cuestión; cobró mayor importancia el reclamo de las visitas de especialistas o curadores como se le quiera llamar, a los talleres de los artistas, como herramienta necesaria para la actualización en la praxis artística.
El intercambio fue muy fructífero, con la debilidad de contar con pocos creadores y no todos los especialistas dedicados a estos menesteres, en los diferentes espacios  alternativos de la ciudad de Camagüey.

Eduardo Rosales Ruíz 


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